domingo, 26 de septiembre de 2010

De mí

Soy injusto 
me alimento de lápices de color 
y le temo a las alturas no espaciales.
Me  atemorizan las palabras
a pesar de mis dos dedos de frente. 
Ruego que nadie me crea,
pido que alguien me ame.
Eso es todo 
y resulta curioso que
- aunque dicen que a mi paso
se perfuman con agradable semblante, 
que sonrío y destrozo vidas,
que me callo y todo es indiferencia - 
realmente, nada pasa.
Mi única cualidad,
no muy lejana de lo común,
es que destruyo mundos entre mis manos hambrientas
mundos en blanco.


sábado, 25 de septiembre de 2010


Me sueñan,
en algún lugar me sueñan.
Me están pintando cual soy  y yo sin saberlo, 
me están llamando a gritos y yo no se ir...

viernes, 24 de septiembre de 2010

Nacer con el erotismo de la mano es jugar con fuego con toda la intención de quemarnos. Esa es la condición que más aplica en estas situaciones. Para lograr que un poema hable, sólo hacen falta ciertas palabras, pero para que un poema toque, muerda, bese o se entregue debemos, obligadamente, recurrir a lo erótico como lecho. No es fácil hacer que el destino de nuestro poema se excite con leernos, por ello debemos conocer a ese norte al cual vamos a dirigir nuestros versos estimulantes y sugerentes. Si no nos hemos tomado la molestia de sentarnos a ver como desfila desnudo nuestro cómplice - lector ni hemos detallado cada punto de su figura a pesar de las circunstancias que nos rodeen no puede existir en nosotros ese proceso de creación que parte del escrutinio tiernamente morboso que empleemos para adherir esta imagen a nuestros ojos y volverla palabras. Habríamos fallado, entonces. 
Lo erótico, por tanto, es una tendencia a que nuestras palabras dejen de ser palabras para convertirse en caricias a ese alguien que le cantamos. Nuestros versos se meten en su cama y se estacionan en su sexo, su espalda, su desnudo o cualquier otro lugar del cual provengan. Dan calor sobre todo cuando hay distancias de por medio que lo impidan y, en ciertos casos, queman.

jueves, 23 de septiembre de 2010


"...un canto 
no vive
si su destino
no lo lee..."

Un poema, mas que un conjunto de frases adornadas y fragantes, es un ser vivo que respira y siente, que padece o que sueña. Tiene - en su más básica concepción - un cuerpo. Pero, además, este cuerpo tiene un olor característico, un rostro y muchas veces una voz. Cada persona es un poema, de allí que se fundan a veces los dos conceptos: persona - poema y viceversa. 
Cuando escribimos un poema, en cierta forma, estamos pariendo un ser vivo, estamos procreando una forma de vida superior que debe cuidarse, moldearse, pintarse y dejar partir. La principal diferencia que existe entre una persona y un poema es que, éstos últimos, van creciendo durante el proceso de creación y nacen hombres o mujeres que andan, que caminan solos, que sonríen o extrañan, que seducen, que cuentan historias, pero para que ésto suceda, debe haber un motivo que los mueva, un punto de llegada hacia el cual éstos vuelen. Esta última parte es el complemento insustituible que permite que un poema pueda nacer, porque los poemas no existen sin destino. 
Para un poeta, el oficio de escribir ofrece una descendencia multitudinaria en matices y en formas, porque los poetas somos seres tan fértiles que de cualquier parte del cuerpo nos brotan versos, ya sea por un toque, por una mirada, por magia, por el simple pensar o por otros poemas a nuestro alrededor.
Entre poemas y personas hay grandes fuerzas inexplicables.

miércoles, 22 de septiembre de 2010



Venías a mi 
con una magnificencia brutal y aplastante en tus gestos. 
Aún vienes
te precipitas contra este sitio llamado "yo" 
haces gala de toda tu fuerza sutilmente embriagante
mientras te espero
señalando instantes que desafían fuerzas preestablecidas, 
que se apoderan del cielo llameando a su antojo 

desesperándome 

disimulándote 

me quedo quieto como lloviendo por dentro.

martes, 21 de septiembre de 2010

Estoy haciendo pausas menudísimas
para recostarme en tu indiferencia
y quedarme hasta que me notes.
Ladeo mi rostro observándote.
Puedo ver ese punto diminuto antecesor de tus besos, 
las noches, 
tu olor ajado que seduce a deshoras. 
Estoy callado e inmóvil.


Yo solo pienso palabras que ya no dices, 
tonterías, 
vestigios de la magia.

Estás desprendiéndome, 
amontonando tus ausencias, 
quitándome espacio, 
sellándome sonrisas
desterrando tus abrazos de mí. 

Estás acorralando, despiadadamente
cada caricia que me has hecho, 
llevándote
poemas
magia 
palabras 
aliento

Te me estás negando

Con premeditación
te me opones.


sábado, 18 de septiembre de 2010


No todo sol inunda el cielo ni todos los días pienso en ti. 
De mi independencia quedan trazas que tiñen mi memoria
ahogándola en charcos, 
hundiéndola en ese estado de suspenso 
-pensativo y alucinante- 
en el que también eres presente
sólo que del modo que yo quiero. 
No siempre estallan mis deseos 
-no con cualquier cosa-
Existe un tiempo,
un espacio preciso llamado tú.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Escrutinio

Te miraré de espacio
cuidadosamente
rastreando si has perdido algo de mí
hurgaré tus ojos buscándome
dibujaré mi nombre en el aire
y te haré repetir conmigo 
cada sonido, 
cada silencio que contenga.


Te vestiré de nada
- siguiendo el rito de inspección - 
para encontrarte
allí
sin vida aparte
sin culpas que me deshagan.


Tu silencio 
llueve donde le plazca,
enmudece todo alrededor
disuelve.
Una vez mojado y líquido
busco siempre rendijas, 
fisuras 
por donde entrar. 
Me escurro 
entre tu deber y tu sexo,
estoy
ligeramente dormido
esperando tu voz - señal.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Nada se ha roto,
ni lo que dijo
ni su silencio
ni la distancia
ni mi espera.

Yo 
solo soy 
un nudo de dudas...

Me expando
me desvanezco
me contraigo
me estremezco
esperándole.



Súplica

Negativo del autor


Déjame un segundo,
un silencio, 
un posible encuentro que deba posponerse,
una canción. 
Una sábana ajena
alguna excusa
un letargo satisfecho
que delate tu permanencia.
Preguntas,
respuestas,
mentiras 
o verdades.

Tenme presto un "quién sabe"

un mañana inquietante, 
un sueño brumoso,
algo.



jueves, 9 de septiembre de 2010


Morder el mar 
no sólo es una opción, 
es una cuestión de principios que, 
aunque desesperada, 
ahuyenta el deseo a cuestas. 
Simularse pez bromista, 
ser grano de sal autocorrosivo, 
hundirse 
en la tinta inacabable de sus aguas 
es lo mejor para todos 
pues alguien tiene que ceder.

Cuanto azul para escribirte 
y yo no empiezo, 

cuántas ganas de mojarme en ti.
Mis azules se desgastan. 
Quiero correr hondo, 
desmembrar el aire con mi paso tajante 
que te desprende aún. 
Ni tu ni yo somos nosotros, 
ni el mar es muro que sucumbe con la espera, 
ni se resquebrajan los besos así por así.

La luz delimita mis costados, 
pero no los dirige. 
La noche es lo único que sigue siendo noche.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Clasificación

Hay momentos

en los que te detesto
como otros en los que te amo.
De esa forma varía
desordenadamente
la taxonomía de mis emociones
hacia ti:
tan cambiantes
como tus actitudes
tan absorbentes 
como tus deseos...

Desencuentros

No solo es doloroso reencontrarse con el pasado, también lo es el hecho de estrechar su mano cortésmente para auyentar las sospechas de que no estoy bien. Antes, la risa estridente era sinónimo de promesa y complicidad...ahora, una sonrisa fingida me basta para esbozar la distancia y engrozar el trazo invisible que nos separará cada día con más fuerza. Me permito admitir, que recordarle no es tan dificil como tenerle enfrente, sentir algo que fue mio tan ajeno, tan a salvo de mi, representa, además de un mañana sin su presencia, una cruda prueba del vacío yacente en mis manos...son sus ausencias que se acentúan para plasmar la realidad...

Del tiempo

"...es que las cosas no se dan 
cuando uno quiere..." 
Henry Martínez 




Qué bueno es 
reconocerte en las cosas que escribo 
narrarte, describirte 
recrearte 
las veces que quiera 
sintiéndome egoísta con tu imagen 
ayunando frases para adornarla
ganándote así para mí. 


Sólo yo soy testigo de ti 
nadie más puede 
(ni a la fuerza) 
acercarse a lo que resultas 
a tus ojos incrédulos 
a las cosas que dices 
para alejarme del único daño: tú. 


Me siento seguro 
en tu peligroso y escurridizo abrazo 
(momentáneamente mío) 
mantengo mi lugar (el que me diste) 
sin estorbar mucho 
para mantenerme presente 
quizás no es tiempo, me digo 
y soy paciente 
solo eso me mantiene inmune a tu conciencia
me hace incluso
(ahora que puedo hacerlo como siempre quise)
escribirte como lo mereces. 


"...para ti, que lees cuanto nace."

Fin

Y finalmente, 
antes y después de todo, 
fui poema que talló instantes en tus huesos 
carne de tu carne 
en la penumbra de la noche sola. 

Susurro

Allí estas 

diligente 
en el bosque de mis axilas 
en mi ingle 
ruborizada a ratos por tu presencia 
en la extensión 
de mi espalda desnuda 
susurro suave de lo inminente.